Comunidad

Del silencio compartido y la escucha surge una voz común.

Ana Sofia Morales

Ana Sofía Morales es una artista mexicana multidisciplinar originaria de la Ciudad de México, que trabaja entre la acuarela, la joyería y el textil. Su obra nace del agua y de sus múltiples manifestaciones. A través de formas fósiles, transparencias y capas de luz, su práctica explora los límites del cuerpo, la vacuidad y el velo sutil entre lo visible y lo no visible.

Además, combina su exploración artística con su proyecto textil Fata Morgana, una investigación que transforma movimiento, percepción y memoria en kimonos, convirtiendo la intuición y la experiencia sensorial en una práctica que hace tangible lo invisible.


Mares de ciertos

Estudio contemplativo de la tierra que fue agua, del vacío que sólo vacío se vuelve contenedor. Contenedor de la propia reflexión, del silencio y del lenguaje que habla del tiempo sobre el cuerpo.
Llevar el agua al desierto, de volver el mar al desierto.

Vera Edwards es una pintora nacida en California y radicada en Mallorca, cuya obra aborda temas relacionados con la emoción, el lenguaje y los recuerdos de la infancia. Inspirada por su entorno natural en Felanitx, sus pinturas al óleo evocan el paisaje terroso y texturizado de la isla, impregnando su trabajo de una sensación de tranquilidad y conexión con la naturaleza. En sus lienzos crea mundos místicos y paisajes celestiales, escenas personales y universalmente evocadoras.

Un tema recurrente en su obra es la inocencia infantil, que interpreta a través de figuras de niñxs simplificadas y, a menudo, sin rostro, capaces de despertar nostalgia y una calidez emocional universal. Su trabajo, descrito como introspectivo y vibrante se caracteriza por una combinación de expresividad y contemplación.

Vera Edwards

El polvo del desierto va entrando en ti, lentamente, hasta formar parte de tu propio ser.

“La residencia en Casa Ta-Matsi es una experiencia muy especial. La energía que allí se siente, cargada de una cosmovisión profunda, difícil de poner en palabras. Es algo que se percibe más allá del pensamiento.”

”En el desierto, donde no hay distracciones, uno se ve impulsado a entrar en sí mismo. Hoy en día es un verdadero lujo poder desconectarse del mundo de esa manera, volver a la simplicidad del ritmo natural, sentir cómo el tiempo se alarga y se expande. Cada vez que he creado allí, ha surgido algo completamente nuevo en mi trabajo, como si una puerta distinta se abriera cada vez..”

La pintura de Quentin Jorda se construye a través de superposiciones y borrados sucesivos.

Trabaja al óleo, a menudo con espátula o trapo, en una materia densa que hace respirar mediante retiradas y reanudaciones. La composición se forma lentamente, a partir de equilibrios frágiles entre formas sugeridas y zonas abiertas.

Cada cuadro se convierte así en un espacio de búsqueda —entre el control y el abandono— donde la figura puede aparecer, disolverse y volver a nacer de otro modo.

Quentin Jorda

La experiencia del desierto de Wirikuta fue un momento importante en mi camino. Un paso único en la inmensidad.

“Reflexiones y deseos se ponen naturalmente en harmonia y el arte sale de allí más sólido, más esencial. En el silencio, y la imensidad aparecen las presencias invisibles… Muy pronto, te rodean y te guían hacia lugares a los que entonces evitabas ir… Por fin, yo el « Europeo blanco », se ha reconectado allí con las fuerzas ancestrales de la Tierra, con su fisonomía, su esencia y, tal vez, con su rostro. Wirikuta es un lugar sagrado, y ser invitado a pintar allí fue un privilegio.”